viernes, 18 de diciembre de 2015

Qui diu que no es pot?

Hola a todos!
en esta nueva entrada os hablaremos sobre historias de superación y os dejamos con una canción, un título de una película, una biografía y un cuento.
Esperamos que os guste!
 
Canción: Color Esperanza, Diego Torres

Esta canción nos habla de que con esfuerzo y dedicación, puedes lograr todo lo que te propongas ;)
Sé que hay en tus ojos con solo mirar 
que estas cansado de andar y de andar 
y caminar girando siempre en un lugar 
Sé que las ventanas se pueden abrir 
cambiar el aire depende de ti 
te ayudara vale la pena una vez más 

Saber que se puede querer que se pueda 
quitarse los miedos sacarlos afuera 
pintarse la cara color esperanza 
tentar al futuro con el corazón 

Es mejor perderse que nunca embarcar 
mejor tentarse a dejar de intentar 
aunque ya ves que no es tan fácil empezar 

Sé que lo imposible se puede lograr 
que la tristeza algún día se irá 
y así será la vida cambia y cambiará 

Sentirás que el alma vuela 
por cantar una vez más 

Vale más poder brillar 
que solo buscar ver el sol



Película: En busca de la felicidad, by Gabriele Muccino
 
La película está basada en la historia real de Christopher Gardner y de su dispositivo conocido como "escáner de densidad ósea". Siendo mejor que la tecnología actual y por lo tanto más caro, Gardner no puede vender su invento. En este contexto, su esposa lo abandona y pierde su casa, la cuenta bancaria y las tarjetas de crédito. Obligado a vivir en la calle con su hijo, Gardner está desesperado por encontrar un trabajo estable y consigue un trabajo como corredor de bolsa, pero pasarán seis meses de formación antes de que pueda recibir un salario.
 
 "Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo, ¿vale? Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo ve por ello y punto."
 
Biografía: Helen Adams Keller
 
Tuscumbia, 1880 - Easton, 1968) Escritora norteamericana. Invidente y sordomuda, se especializó en educación especial para discapacitados. A causa de una grave enfermedad que le acometió a los diecinueve meses de edad, Keller perdió la vista y el oído, lo que le impidió desarrollar el habla durante sus primeros años de vida. Cuando cumplió los seis años, sus padres contrataron a una institutriz irlandesa, Ann Sullivan, quien le enseñó el lenguaje de los sordomudos y que marcaría un giro radical en su vida.
 
Posteriormente, y junto con su institutriz, prosiguió sus estudios especiales en la institución Horace Man School para sordos, de Boston, y en la Wright-Humason Oral School, en Nueva York. Allí no sólo aprendió a hablar, leer y escribir, sino que se capacitó para cursar estudios superiores. Siempre acompañada por A. Sullivan, desde 1900 hasta 1904, completó su formación en el Radcliffe College, donde se graduó con la mención "cum laude". Tras su graduación, Keller realizó diversos viajes a Europa y África.
 
En 1934 Keller tuvo ocasión de devolver los favores prestados y la persistente dedicación a su institutriz A. Sullivan cuando ésta perdió la vista imprevisiblemente. Keller publicó también algunos artículos en la prensa y en revistas especializadas.
 
Cuento: La niña que había nacido con alas
 
Había una vez un niña de un monasterio zen que había nacido con unas alas.
Cuando se hizo mayor, su maestro le dijo:
-No todos nacemos con alas. Si bien es cierto que no tienes obligación de volar, creo que sería una pena que te limitaras solamente a caminar teniendo las alas que el Universo te ha dado.
–Pero yo no sé volar– contestó ella.
–Es verdad…–dijo el maestro. Y, caminando, la llevó hasta el pie de una montaña.
–¿Ves arriba la cima de esta montaña. Cuando quieras volar vas venir aquí y vas a subir hasta esta cima. Cuando llegues a ella vas a tomar aire, vas a saltar al abismo y, extendiendo las alas, volarás.
La niña dudó.
–¿Y si me caigo?
–Aunque te caigas, no morirás. Sólo te harás algunos rasguños que te harán más fuerte para el siguiente intento– contestó el maestro.
La discípula volvió al monasterio a ver a sus amigas, a sus compañeros, aquellos con los que había caminado toda su vida.
Le dijeron que volar era imposible, esta lo intento subiendo a un árbol y se cayó haciéndose mucho daño.
Con la cabeza dolorida fue a ver al maestro que estaba meditando sobre una roca y le increpo:
–¡Me mentiste! No puedo volar. Lo he probado y ¡mira el golpe que me he dado! No soy como tú. Mis alas sólo son de adorno.
–El maestro sonrió y dijo con mucha calma –. Para volar hay que crear el espacio libre necesario para que las alas se desplieguen. Necesitas cierta altura antes de saltar. Para volar hay que subir arriba de la montaña y asumir riesgos.
Si no quieres esforzarte ni arriesgarte lo mejor será que te resignes y sigas caminando para siempre.
La niña reflexionó sobre las palabras del maestro. Buscó la montaña más alta del lugar, camino durante dos días y escalo durante uno más para por fin llegar a la cima. Con la mente serena y el corazón confiado, respiro hondo, abrió bien los ojos, y se lanzó al abismo y … voló y voló… Y desde las alturas pudo contemplar la belleza de todo el paisaje, comprendió el mundo desde otra perspectiva, acepto su potencial y su poder.
 
JGGG

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